miércoles, 3 de abril de 2013

Sin título


Eduardo Resendiz

Ya han caído
tres o dos colores,
el abanico capta un oleaje
de restos y huestes de pájaros,
luego de cada eco
el coleteo de una voz femenina
no acaba por separarse;
                        algunas noches ya han
pasado por estas escalinatas
sin algún verbo que las pueda captar.

Mas esa voz
incipiente de una selva
en su nadir mayúsculo,
erótico y temporal;
mas esa voz de terminaciones
juguetonas mientras sonríe, tomando
sus pezones a media calle;
esa voz
me habla de subterráqueos
sueños
en un lenguaje de agujas,
de mareas que plantan
en el desierto
la terrible esperanza,
de licores y muertos
en su hacer cotidiano por los ojos.
Me habla
en dos o tres colores
de su cabello negro.

1 comentario:

La sombra es un tesoro de la luz.