sábado, 6 de julio de 2013

Ella tiene...

Sandra Humeante
 
 





 
Rima XXXIV - Gustavo Adolfo Bécquer (1869)
 
Cruza callada, y son sus movimientos
silenciosa armonía:
suenan sus pasos, y al sonar recuerdan
del himno alado la cadencia rítmica.

Los ojos entreabre, aquellos ojos
tan claros como el día;
y la tierra y el cielo, cuanto abarcan,
arden con nueva luz en sus pupilas.

Ríe, y su carcajada tiene notas
del agua fugitiva;
llora, y es cada lágrima un poema
de ternura infinita.

Ella tiene la luz, tiene el perfume,
el color y la línea,
la forma engendradora de deseos,
la expresión, fuente eterna de poesía.

¿Qué es estúpida? ¡Bah! Mientras callando
guarde oscuro el enigma,
siempre valdrá lo que yo creo que calla
más que lo que cualquiera otra me diga.

martes, 25 de junio de 2013

 

"Portrait of a Man" de Screamin' Jay Hawkings, en el disco I put a spell on you; Versatile Records (2) e International AZ, 1977.

sábado, 22 de junio de 2013

Calavérico


Tonatihu Mercado

Cortesía del autor como parte del poemario La resaca del martes, editorial Canapé (http://edicionescanape.wix.com/edicionescanape), México, 2013. 
 
 

“A todos los que están no estando”.


 
Calavérico
polvo unido que andas
                      respiras y te fatigas
                                               qué será entonces
                                                           qué anima el
                                               ánima
 

                                   Puesto ahí con ojos
                                   en tu balcón al vacío
                                   calavérico
                                   en tu caja celda de
                                   huesos
 

                        Toc-toc:
                                   ¿Hay alguien en casa?


                        Toc-toc:
                                   ¡Déjenme salir!

                                   Corazón andante
                                               que vas y vienes en
                                               rompecabezas
                                               calavérico

 

el ropero madriguera de polillas
racimo de olvidos

 
Calavérico infinitud
transeúnte viaducto
transitoriocalavérico:
¡Mi antes que nada ya estás muerto!
 

En tu sillón cadavérico
se cae la cáscara y a dónde
vuela el pensamiento cadavérico
atrapado en el esqueleto?
 

Calavera eres al igual
que todos tus semejantes, cadavérico
¡Buena fortuna calavera risueña
                        calavérico antes que mueras!

domingo, 28 de abril de 2013

Mauricios

Humberto Morales Cruz


Personajes:

Mamá
Mau
Mauricio
Don Mauricio
Sofía
Sof


Se abre el escenario. Suena el tecleo repetitivo de una máquina de escribir. Adelante está un hombre de unos 25 años, vestido fachosamente. En la parte de atrás está un niño jugando solo en el piso. El niño y el hombre se parecen, podrían ser la misma persona. No hay escenografía. El hombre se llama Mauricio.
 

Mauricio: (al publico) Yo crecí ahí atrás, en el pasado. Mi madre trabajaba en casa como traductora y correctora de estilo. El ruido de su máquina de escribir es la música de mi niñez. Mi padre no estuvo nunca, trabajaba lejos.


El ruido de la máquina de escribir se detiene. Entra una señora a la parte donde está jugando el niño, bien vestida, con ojeras.

Mamá: Mau, ¿qué te dije de andar jugando?

Mau suelta su juguete como si hubiera sido sorprendido haciendo alguna fechoría.

Mau: Que sólo se juega cuando se tiene tiempo.

Mamá: (interrumpe) Y sólo se tiene tiempo cuando se trabaja.

Mau: Y ¿Cómo sabes cuando ya has trabajado lo suficiente?

Mamá: Porque entonces tienes tiempo de jugar. Yo te dejaría jugar si ya hubieras trabajado suficiente.

La mamá sale del escenario. Mau recoge su juguete. Comienza de nuevo el golpeteo de las teclas de la máquina.

Mau: Espero que cuando crezca ya haya trabajado lo suficiente.

Mauricio: Cuando era niño el trabajo era el camino hacia el juego. Mi mamá no entendía que el trabajo de los niños es jugar. Yo no comprendía que la labor de los padres es convertir a sus hijos en adultos. En la niñez se nos obliga a trabajar para convertirnos en hombres, la adultez se considera el estado pinacular del ser humano a partir del capital que puede uno producir ¿Qué sociedad es esta que apenas por un poco pan y mal circo: cinturones de seguridad, comida embazada al vacío y una supuesta protección toma nuestra vida. Los países son como equipos de futbol; hemos sido obligados a irle a uno y a trabajar por él. Nacimos en medio de la liguilla. Se nos ha inculcado la idea de que somos mexicanos y que somos bien chingones.

Entra al escenario una pareja: un Señor de edad avanzada, debe tener unos 75 años y una Mujer quizás un poco más joven. Se paran frente a Mauricio.

Don Mauricio: Cuando tenía 25 años creía que mi infancia había sido robada y que mi vida entera había sido sacrificada en el altar de México. Me importaba jugar.

Sofía: Ya te veo, Mau.

Don Mauricio: Eran otros tiempos, todavía no te conocía.

Sofía: Yo te conocí así; usabas huaraches porque decías que los pies debían estar siempre expuestos al aire. ¡Ja! Que los pies apretujados dentro de los zapatos eran una metáfora del alma proletaria. Según tú, el problema con el mundo era que los zapatos de la enajenación hacían muy difícil rascar la comezón del espíritu.

Don Mauricio: No me había dado cuenta entonces de que me había convertido en una paradoja andando: trabajaba para la sociedad buscando acabar con el sistema social; trabajaba para predicar el sinsentido del trabajo.

En la parte de atrás, Mau está jugando con un martillo de juguete; está “arreglando” su camioncito. Mauricio trae un montón de panfletos que reparte a todo el que pasa.

Mama: (Grita desde fuera del escenario) Mauricio, ¿qué estás haciendo?

Mauricio: estoy jugando a que trabajo.

Mau deja de jugar y comienza a hacer planas

Mau: Amo a mi mamá mi ama.

Mauricio: Marx era un viejo barbón con injertos de hormiga; el comunismo es la exacerbación de la pérdida de la individualidad. La única manera de hacer iguales a los hombres es quitándoles la posibilidad de ser diferentes; quitándoles la libertad. En el principio existió la libertad. Los hombres, asustados, le confirieron a uno de ellos la responsabilidad de mantenerla alejada. A este lo llamaron Monarca y su nobleza radicaba en mantener presa a la bestia/libertad, ordeñarla, y dosificar su leche para que los hombres se alimentaran. El cargo pasó de padre a hijo durante muchos años; la bestia permaneció encerrada. Cuando los hombres se dieron cuenta de que algunos de estos reyes no eran capaces, no sabían cómo administrar los peligros y los beneficios de la bestia, mataron el concepto y a sus representaciones “reales”. La Libertad salió de la jaula monárquica, llena de resentimiento por su cautividad, y quemó iglesias y edificios de gobierno y mató a las familias de sus celadores. El miedo se apodero nuevamente de los hombres e inventaron la ley. El vocablo “ley” es una derivación de la vieja palabra “rey”, la “L” sustituyó a la “R”, la longevidad de las leyes a la rápida sucesión de reyes. La ley es un monarca abstracto que vive para siempre, una prisión constante y sólida. Los hombres se han olvidado de la libertad.

Mau: Amo a mi mamá mi ama

Sofía: No hay más que hacer, el pasado siempre acaba dando risa. Quizás el trabajo desde la distancia parece un juego.

Don Mauricio: Tú llegaste un día en tu vestido blanco, de inmediato me di cuenta que tu trabajo era estar conmigo, que debíamos jugar a ser nosotros, creo que la vejez reduce la vida a un juego.

Entra Sof al escenario, trae un vestido blanco.
Mauricio: Señorita, ya sabía usted que su vida es más de la sociedad que suya.

Sof: No, pero cuénteme más. Suena ligeramente interesante.

Mauricio: Pues mire, los países son como equipos de futbol.

Sof: Perfecto, a mi me gusta el futbol.

Mauricio: No, no es bueno porque estamos a la mitad de la liguilla.

Sof: ¿Y quién va de líder general?

Mauricio: Estados Unidos, pero eso no es lo importante. El problema es que se nos obliga a trabajar para nuestro equipo, nos han inventado una identidad que nos ata a un territorio y a un...

Sof: Pero es inevitable, uno nace en Guadalajara y le va a las chivas.

Mauricio: Pero el problema no es a que equipo irle, sino ¿por qué habría que irle uno a un equipo? ¿Por qué tendría que andar uno pendiente del futbol siquiera?

Sof: Pues porque el futbol es la vida, bueno, el juego socio-histórico-económico-político que tú dices que es como el futbol.

Mauricio: Y ¿no crees que la vida está en otra parte?

Sof: No, eso somos.

Mauricio: Ese es el problema de ir al estadio muy seguido: uno acaba creyendo en los árbitros, en los jugadores y en los goles.

Sof: Ese es el problema de no ir al estadio: uno no entiende que el entrenamiento de los jugadores potencializa su libertad en el campo.

Mauricio: “En el campo”, el campo es una fracción pequeñísima del mundo, una millonésima parte. Si uno fuera 100% libre en el campo de futbol, sería sólo 0.000001% libre en la totalidad de la existencia

Sof: Ser completamente libre significaría encerrarse en uno mismo. Para mantener esa clase de libertad uno tendría que renunciar a su libertad de ser sociable.

Mauricio: Esta cosa de que el hombre es un ser gregario es la piedra angular de la correa que nos mantiene sujetos. A partir de esa frasecita toda la sociedad ha sido construida.

Sof: Es una lástima que pienses así, yo te iba a invitar a darme la razón y ser juntos un ejemplo de gregarismo.

Mauricio: (con una sonrisa) Bueno, bueno; tampoco soy un dogmático irreflexivo. La experimentación es la base del conocimiento.

Sof: Ahora resulta que hay anarquistas positivistas.

Sof y Mauricio se toman de la mano y salen del escenario.

Sofía: La experimentación fue la base del conocimiento.

Don Mauricio: La dialéctica de la vida.
Mau: (atrás) Mamá, ya acabé.

Se interrumpe el ruido de la máquina de escribir. Entra la Mamá de nuevo.
Mamá: Bien, ¿no te sientes mejor ahora que ya acabaste?

Mau: No sé, ya es noche y el cansancio no me deja pensar.

Mamá: Vas a ver que mañana vas a ver toda la tarea que hiciste hoy y te vas a sentir orgulloso.

Mau: Vas a ver que mañana va a ser lo mismo, más tareas, más exámenes para los que estudiar. Mamá yo no quiero estar orgulloso toda la vida, quiero hacer otras cosas.

Mamá: Está bien Mau, pero ya mañana. Hoy hay que dormir temprano, tenemos que salir a las 6:30 para que llegues a la escuela a tiempo.

Mau: (bosteza) Bueno, mañana…

Salen Mau y su mamá del escenario.
Sofía: Mau yo te quiero. La libertad a veces uno la entrega con gusto, uno se deja esclavizar. No hay nada que me haga sentir más orgullosa que saber que mi libertad fue bien invertida. No me queda nada; toda fue depositada en mis afectos.

Don Mauricio:(la abraza) Sólo nos queda la libertad de morirnos. La vejez es la pérdida de las opciones. Como la energía potencial se convierte en energía cinética, así la libertad se convierte en memorias. El mundo se vuelve anacrónico; la visión empieza a mezclarse son el sentido de la memoria. Los jóvenes que queríamos buscar la libertad nos damos cuenta ahora de lo que realmente queríamos: la oportunidad de generar recuerdos.

Sofía: ¡Ay Mau!, que no ves que fuiste libre de tratar de ser libre, y en lugar de eso escogiste la libertad. La mejor manera de evitar ser libre es tratar de ser libre.

Don Mauricio: (como para sí mismo) Quizás secretamente nos enseñan a preocuparnos por ser libres para evitar que seamos libres. Quizás la única manera de asegurar la servidumbre social es a través de la libertad de pensamiento.

Sofía: ¿“Enseñan”? ¿Quiénes?

Don Mauricio: Ellos, nosotros. Dentro de nosotros viven esos hombres que le tienen miedo a la libertad.

Sofía: (juguetona) Si, se comen lo que no masticas bien y te mueven las llaves cuando no las encuentras.

Don Mauricio: Bueno, igual no importa. Anda Sofía, vámonos para la casa. Igual no es como si después de tantos años nos pudiéramos librar de nosotros mismos.

Salen Don Mauricio y Sofía del escenario.


FIN.

martes, 9 de abril de 2013

Combustión espontánea

Influencias y aproximaciones a un canon personal
Marco Fonz

Cada año un carnicero inglés leía  Los de abajo y en cada ocasión le enviaba una carta a Mariano Azuela. En la carta le decía lo nuevo que había encontrado y cuánto le gustaba esa novela. Esto no significó que el carnicero se volviera escritor, pero es indiscutible que Los de abajo lo influenciaron en lo más importante que puede ofrecer una obra literaria: en la vida.
Así compartimos y abrimos diálogos con autores y obras de diferentes épocas; obras que a lo largo de nuestra existencia nos marcan o nos nutren o no nos dicen nada. Por eso mismo nos quedamos con algo siempre.
Tan sutil es esta combustión que a veces, casi sin darnos cuenta, ya estamos en esos fuegos poéticos: ardiendo de una forma espontánea y sin ninguna razón aparente. 
La vida del poeta, los poemas, estrofas, versos, los hacemos nuestros y vivimos sus tormentos y sufrimos sus desvelos y sus amores trágicos. Gozamos con su búsqueda o tomamos como nuestro lo que ellos dicen en un interminable monólogo que practicamos con nuestras voces interiores. De la ceniza no nace un Fénix, de la ceniza nace un poema. Diálogo de espejos humeantes.
Cuando alguien entra en un poema o cuando el poema incendia a alguien, se crea una simbiosis: ya nadie es el mismo después de leer un poema. Se encarna la influencia. Se es, necesariamente, el otro.
Hace tiempo tengo varias preguntas sobre la influencia. Sobre ese otro en uno. Al vivir en el D.F. encuentro que México recibe influencias, desde sus inicios como país, de todo tipo de poetas extranjeros, esto, claro, para el bien de la poesía nacional, pero es un ir y venir de influencias extranjeras que hacen pensar en el país como en una especie de pichincha: una olla con agujeros que se ocupa en Chiapas para limpiar el maíz: el agua y la impureza sale y queda lo importante en su interior.
En teoría, esto implica que nos hemos quedado con lo mejor de los poetas que han llegado a nuestro país. Poetas románticos, poetas franceses, ingleses, modernistas, vanguardistas; poetas refugiados españoles, poetas refugiados latinoamericanos, poetas norteamericanos. Y hemos desechado “lo malo” formando una larga y bien nutrida lista de poetas que han influido en gran forma a la poesía mexicana. Tanto, que a veces no podemos decir lo mismo de la influencia de poetas mexicanos hacia el extranjero.
Cuando he vivido en el extranjero y he platicado con poetas, me ha parecido curioso que ellos nunca hayan nombrado a poetas mexicanos como una influencia en su poesía. Claro que en países latinoamericanos, como en México, tenemos más influencias de poetas europeos o norteamericanos que de otros países. La ventaja de algunos países latinoamericanos es que cuentan con influencias propias, como el caso de Perú con César Vallejo; Chile, con Huidobro, Neruda, Nicanor Parra; Argentina con Oliverio Girondo o Borges. Poetas que a su vez influyen en las voces poéticas de otros países. El caso de Rubén Darío es el ejemplo de una gran influencia. Y en México es seguro que Paz influyó (positiva y negativamente) a poetas nacionales o mafias nacionales de poetas, pero evidentemente, sólo a nivel nacional.
En Latinoamérica se comparten las influencias nacionales e internacionales. En España, Inglaterra, Francia y EUA pareciera que no necesitan influencias extranjeras. Y si somos extremistas, la poesía china o japonesa pareciera nutrirse a sí misma. Esto sucede de manera tan absoluta que Gabriel Zaid menciona que París y Nueva York son algo así como provincianos al no leer a nadie más que a sí mismos.
En ese caso, entonces, México no tiene poetas que influyan a nadie fuera del país, o lo que es a veces peor, ni siquiera dentro del  país. Cuando se hacen esas ridículas listas de “los diez mejores poetas mexicanos” y les piden que mencionen sus influencias, la mayoría coincide en poetas extranjeros. Esto no me parece mal, sólo me causa dudas a las cuales no encuentro respuesta. ¿Por qué ningún poeta mexicano ha influenciado la estética de poetas en otros países? ¿Y si han existido, por qué son tan pocos y en qué han influenciado a otros poetas de otras nacionalidades? ¿O será que México es un país único en las formas de escribir su poesía, de tal manera que no necesite exportar poéticas mexicanas?
Contrario a lo que se pueda pensar, no quiero una poesía 100% mexicana, ni nacionalista, más bien quisiera que la poesía en México pueda compartirse junto con otras poéticas, influir de manera sustancial a otros poetas con el objetivo de abrir más el abanico de posibilidades para ser verdaderos creadores de ideas y no sólo repetidores, o no sólo ejercer el reciclaje de poesía, poetas y poéticas de otros países. Sé que puede sonar un poco raro, pero creo que en México vivimos no sólo una cultura reciclada, sino también una poesía reciclada. 
Ahora bien, si existe una falta de lecturas por parte de nosotros mismos a nuestros poetas, estaríamos dando validez al dicho: en tierra de ciegos el tuerto es el rey. Y esto no porque el poeta extranjero venga a “contaminar nuestra poesía”, sino más bien para que aprendamos a valorarnos verdaderamente dándonos el lugar que merecemos.
Es verdad que el ambiente poético mexicano no es el más puro ni el más inmaculado, pero tampoco es el peor de todos. Así que podemos comenzar a dar por leídos a poetas ya muy reconocidos o poetas con laureles en las sienes y pasar a los otros poetas: los raros, los que por sus propias características de vida y de poética no han sido lo suficientemente leídos, ni estudiados, ni apreciados y unos ni siquiera conocidos.
Me aventuraré a aproximarme a mi propio canon poético mexicano. Comenzaría mi lista con los poetas en náhuatl o poetas en cualquier otro idioma indígena. Esto porque creo que la pronunciación de estos idiomas nos podría aportar, junto con el castellano, una musicalidad que no hemos explorado lo suficiente.
Si los poemas europeos tienen la musicalidad aportada por el idioma griego o latín y sus derivaciones, y las formas poéticas nacieron de estos idiomas al conjuntar el árabe y las variantes de cada idioma por región; entonces no sería descabellado pensar que al escuchar y aprender bien un idioma indígena y combinar sus elementos fonéticos e imágenes con nuestro idioma, podríamos experimentar un sonido nuevo en nuestros poemas. Por ello tendríamos que leer con sumo cuidado a los poetas en idiomas indígenas y hacer la combinación pertinente. Esto es una sugerencia para iniciar una nueva forma de escribir poesía en México.

El canon que propongo es el siguiente:

-Poetas en idiomas indígenas (de cualquier época)
-Poetas de la época colonial (Sor Juana)
-Guillermo Prieto
-Estridentistas
-Concha Urquiza
-Efraín Huerta
-Ramón Martínez Ocaranza
-Enriqueta Ochoa
-Juan Martínez
-Orlando Guillén
-José Vicente Anaya
-Mario Santiago Papasquiaro
-Infrarrealistas
-Raúl Garduño
-Jaime Reyes
-Joaquín Vásquez Aguilar
-Abigael Bohórquez
-Max Rojas
-Enrique González Rojo
-Ciprián Cabrera Jasso
-Roberto López Moreno
-Leopoldo Ayala
-Escuchar música del movimiento rupestre

Aunque es visible que ellos y ellas han influido en varios poetas de generaciones más actuales en México, creo que no se han leído lo suficiente o no se han estudiado sus poemas lo necesario para dejarnos influir más por su poética y crear combinaciones benéficas para una poesía más libre. Y aunque también sea verdad que ellos mismos tienen influencias de poetas extranjeros, es evidente que han transformado estas influencias en una voz propia, personal y con un estilo bien definido y profundo.
Siempre me ha parecido sospechosa la admiración excesiva o el fanatismo hacia los poetas. Creo más necesaria su lectura de una manera profunda, acuciosa y crítica, en donde el gozo por la poética sea un gozo creativo y nutriente para la propia obra.
Si durante tanto tiempo hemos disfrutado de la locura de otros poetas de distintos países, ¿por qué no comenzar a aprender de nuestra propia locura? Locura también gentil, provocativa, humana.
Es inevitable que algo tan vivo como la poesía no tenga influencias, pues ella misma está construida de constantes influencias, ya que la poesía no tiene nacionalidad definida y esto podría significar que no importa de dónde viene ni a dónde va, o quién la usa de tal o cual forma.
La poesía es su propia nacionalidad, pero creo que no sería malo releernos y comentarnos, analizarnos y jugar con las múltiples posibilidades de las influencias en la literatura mexicana. Definir las características que podrían funcionar como influencia y ¿por qué no? exportarlas como una voz más al árbol mundial de lo poético. Dejarnos llevar por una combustión espontánea y ver más allá de nuestros propios poemas.
Las cartas que redactaba el carnicero inglés a Mariano Azuela le siguieron llegando hasta su muerte. Las cartas que la poesía nos da, nos siguen llegando hasta que la muerte nos separe y aún así tendríamos que decir: ¡Poesía!

Marco Fonz
Ciudad de México, marzo de 2011

domingo, 7 de abril de 2013

Luminiescencias

María Miranda


Gira el sol


Abstracción



Amor - beso



Afuera es adentro



A flor de piel



Blossom Girl



Circunscrito



Marina

sábado, 6 de abril de 2013

Haiku 2


Abraham Peralta Velez

Toda comida
es un templo que espera
ser devorado.

Haikú 1

Abraham Peralta Velez

Un vaso de agua
es un templo de sed
para mi cuerpo.

Fotografía: The Gnome

Salud y alegría


Abraham Peralta Velez

Yo soy un sorbo fresco de agua pura.
De amaranto yo soy una alegría
y del trigo soy yo su trigería.
Soy por su manantial buenaventura.

Cada día su milagro me perdura.
Si pierdo mi salud me perdería.
Sin agua y amaranto y trigería
ya no sería yo, sino amargura.

Que soy la milagrosa trascendencia
del íntegro raudal de microvuelos
que raudos surcan todos mis anhelos.

Comulgo día a día con la esencia
madre, que silenciosa y en duelos
me trasciende en la tierra, de los cielos.
La sombra es un tesoro de la luz.